lunes, 1 de octubre de 2007

Razón No. 3: El consolador

http://www.youtube.com/watch?v=mB9TEdxCOyg


No se si es amnesia selectiva – a modo de preservar mi salud mental – pero he perdido noción de los momentos de las razones. Como sea, ésta, es una bastante válida; y que sirva de ejemplo a otras parejas para recapacitar sobre lo que tiene un mayor peso específico en la vida.

La ex no fue invitada a nuestro matrimonio y como a muchos más, sólo le remitimos una participación. Esto no fue sólo porque fue en privado con la familia y amigos íntimos (obviamente ella nunca fue, ni es, ni será una amiga mía): sino que además, en un exabrupto de humanidad y consideración, no quería someter a la mujer a la escena del feliz y romántico matrimonio de su ex con su más joven, profesional, deportista y bonita nueva novia.

Como comprenderán, la boda fue civil, pero me rehusé a la simple lectura de los artículos del código civil. Hicimos una linda ceremonia en la que participaron sus hijos explicando cada uno de los votos matrimoniales detalladamente elegidos por los flamantes novios para terminar bailando nuestra canción en doble versión inglés y castellano: “Have you ever really loved a woman”, algo como “Realmente has amado a una mujer?”. Fue todo un despliegue de felicidad, ilusión, amor y cuestionamiento de si antes de esto habíamos - alguna vez - estado enamorados.

Pero bueno, las bodas son así; la convivencia de la pareja es más complejo que la ceremonia y la fiesta; y más complicado aún cuando hay convidados que vienen siempre detrás. “Tremenda cola que trae!” más de una persona me quiso advertir y no hice caso.

Hoy miro atrás y sigo pensando igual: No es la cola el problema, son las posiciones y los espacios: Dar prioridad a la pareja y respetar sus sentimientos, aunque muchas veces puedan parecer absurdos, es lo que hará preservar la relación y el matrimonio.

Resulta pues que luego de un tiempo esta ex se consiguió un novio. Me parecía bien por ella, pero seguía totalmente desinteresada en intimar con ellos porque opino que es mejor el “Cada uno en su mesa” como decía mi tío Bill un año nuevo a unas señoras que muy alegronas se les acercaban a sacarlos a bailar (a mi papá y a él) sin que les importe que ellos estaban con sus esposas.

Pero todo comienzo, por separación, por divorcio o por decisión divina, tiene un fin. En este caso, la ex pasó a condición de divorciada de uno y seudo viuda del otro. Fue un hecho lamentable como lo es el fallecimiento de cualquier persona pero que no venga nadie a sentarse a mi mesa!

La seudo viuda entró en tal “dizquen” grave depresión que su “secretaria” (no sabía que habían secretarias para las secretarias) llamó a MI ESPOSO para que vaya a consolarla de lo apenada, deprimida y desolada que se encontraba; y él, como un perrito faldero ante el chasquido de dedos de su amo salió disparado, a asumir plenamente su rol de CONSOLADOR.

¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿..................???????????????????

Hay cosas que pueden pasar, cosas que podemos creer que debemos hacer pero siempre, SIEM-PRE debemos ponderar, antes de decidir, los efectos que nuestras decisiones puedan causar en nuestra relación actual o peor aún matrimonio! Observemos que son precisamente los que otros llaman “sacolargos” los que llevan una vida plena y feliz con su mujer al lado hasta los últimos años de su vida. Ojo con eso!

No sólo no me parecía que mi esposo anduviera de “Consolador” de la ex (supongo que nunca sabré qué alcances pudo tener esa palabra), sino que lo peor fue que me enteré mucho después y de la forma más casual. Su única justificación y explicación al respecto fue que se trataba de un tema de compasión, porque ella era – repitiendo el patético autocalificativo de su ex – “una pobre mujer”.

Ah! Ese es el truco! Ser una “pobre mujer”: Dícese de la fémina desubicada, que no conoce su lugar, no tiene autoestima, se entromete y aún así hace bailar al “macho-nadie-me-maneja-a-mí” con el expertise de un titiritero.

La consigna estaba marcada y él pisó el palito. Cada una de las intromisiones y manipulaciones nos llevan a hoy: a identificar las (creo que serán más) 7 razones por las que estoy soltera y – viendo ahora todo esto del pasado- a dar gracias a Dios por haber abierto mis “wide shut eyes” (ojos bien cerrados) como dice mi tía Lora.